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febrero 08, 2007

Se vende todo o en partes ...



A Escondidas ¿Sigue la Venta del País?

En claro contraste con las “ofertas de transparencia” de Felipe Calderón, su secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, realizó una visita relámpago y casi en sigilo a la capital estadunidense, a fin de entrevistarse con Henry M. Paulson, secretario del Tesoro de la administración de George W. Bush.

Más aún, en la embajada de México en Washington nadie sabía de la visita y agenda de Carstens, excepto señalar que en la tarde de este lunes el funcionario mexicano se reuniría con Paulson, evento para el que no fueron invitados los comunicadores, y al que se advirtió sólo se permitiría la presencia de reporteros gráficos, para la "foto del recuerdo".

Carstens, con su actitud, parece querer reeditar la tradicional política del sigilo que caracterizó a Francisco Gil Díaz, su antecesor en Hacienda durante el sexenio de Vicente Fox.

El actual titular de Hacienda, personaje cercano a Gil Díaz, ni siquiera a través de su representación en la embajada en Washington -a cargo de José Martín García- se molestó en manejar un comunicado de prensa para informar sobre el encuentro con Paulson.

El hecho de que Carstens eludiera a toda costa el contacto con la prensa mexicana acreditada en Washington, en esta su primera visita oficial a la capital estadounidense, sustenta la posibilidad de que buscara evitar se le cuestionara sobre los procedimientos que lleva a cabo la SHCP en la investigación de presuntas irregularidades y abuso de poder en que habría incurrido Gil Díaz para favorecer a familiares y amigos.
Carstens arribó al Departamento del Tesoro a bordo de un vehículo que entró por la parte sur del edificio de la Casa Blanca, por un callejón, lo que le dio la garantía para eludir a los reporteros.

Por ese mismo callejón y en automóvil salió más tarde el funcionario mexicano, a quien parece importarle poco las “promesas de transparencia” de Calderón Hinojosa.

De seguir la línea del secretismo con el que manejó sus funciones públicas Gil Díaz, el actual secretario de Hacienda estaría incurriendo en una gravísima falta ante los mexicanos que le pagan su salario y los costos de sus viajes al extranjero.

Todo funcionario público está obligado a rendirle cuentas a los mexicanos y más aún cuando se trata del hombre que tiene a su cargo el manejo del erario de un país en el que la mayoría de los más de sus cien millones de sus habitantes se encuentran sumidos en la pobreza.

Con informacion de Blogotitlan

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