"Si le va bien al Presidente, le va bien al país” No mamen !!
Para que no se los quieran chamaquear
En el colmo del servilismo, el franchute José Córdoba Montoya le halagaba el oído a Carlos Salinas de Gortari con estadísticas fabulosas, pintando un país de maravillas (como después le copiaría un ranchero bigotón de Guanajuato para crear Foxilandia), que se desdibujó el 1 de enero de 1994 con una insurgencia que, al paso del tiempo, resultó de opereta.
“Si le va bien al Presidente, le va bien al país”, le decía Córdoba a Salinas, como si el país fuera consecuencia presidencial y no al revés, como bien claro lo dice la Constitución. Debía ser “si el país está bien, es que el Presidente lo ha hecho bien”.
El hecho, probado con el tiempo, comprobado con Zedillo y con Fox, es que a los presidentes les va súper bien, mientras al país se lo carga la fregada. Lo cual comprueba que el gobierno NO es México.
Esa viciada deformación de la realidad nos impide exigir nuestros derechos como ciudadanos y toleramos que el Presidente de la República actúe como dueño del país y no como un servidor del mismo. Por eso regala o malbarata los bienes de la nación como si fueran suyos y entrega la soberanía sin preocuparse de reclamaciones. Es un Tlatoani repartiendo bienes y bendiciones a sus cortesanos sin preocuparse de sus súbditos.
Por eso ofrece trozos de soberanía a cuenta de futuros contratos cuando deje el poder.
“Si le va bien al Presidente, le va bien al país”, le decía Córdoba a Salinas, como si el país fuera consecuencia presidencial y no al revés, como bien claro lo dice la Constitución. Debía ser “si el país está bien, es que el Presidente lo ha hecho bien”.
El hecho, probado con el tiempo, comprobado con Zedillo y con Fox, es que a los presidentes les va súper bien, mientras al país se lo carga la fregada. Lo cual comprueba que el gobierno NO es México.
Esa viciada deformación de la realidad nos impide exigir nuestros derechos como ciudadanos y toleramos que el Presidente de la República actúe como dueño del país y no como un servidor del mismo. Por eso regala o malbarata los bienes de la nación como si fueran suyos y entrega la soberanía sin preocuparse de reclamaciones. Es un Tlatoani repartiendo bienes y bendiciones a sus cortesanos sin preocuparse de sus súbditos.
Por eso ofrece trozos de soberanía a cuenta de futuros contratos cuando deje el poder.
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