Ya no hay que ir a EU para que nos traten mal
"¡Qué vergüenza! Ahora resulta que no es necesario ir a Estados Unidos para que nos traten mal", exclama furioso un taxista al momento de desviar su ruta para sortear el operativo montado por cientos de elementos de seguridad en la zona hotelera de esta capital, a unas horas del arribo del presidente George W. Bush.
El descontento de los meridanos es generalizado: ciudadanos que no pueden ingresar a sus lugares de trabajo sólo por no estar inscritos en la lista que hojean los elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP); mujeres y ancianos que tienen que identificarse para ingresar a su colonia, y pequeños empresarios a los que les obligaron a cerrar sus comercios.
"¡No puede ser! Es como si yo fuera a su casa de visita y ordeno que se hagan las cosas como a mí me da la gana. Esto es injusto, burlan nuestro territorio, nuestras costumbres, nuestros valores! ¡Qué cabezota de nuestro Presidente (Calderón), nos salió mentecato!'', exclama Patricia, dueña de una papelería cercana al Paseo Montejo, a una cuadra de donde arrancó una marcha en la que retumbó una y otra vez la consigna: ''¡Bush, asesino!''
El descontento de los meridanos es generalizado: ciudadanos que no pueden ingresar a sus lugares de trabajo sólo por no estar inscritos en la lista que hojean los elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP); mujeres y ancianos que tienen que identificarse para ingresar a su colonia, y pequeños empresarios a los que les obligaron a cerrar sus comercios.
"¡No puede ser! Es como si yo fuera a su casa de visita y ordeno que se hagan las cosas como a mí me da la gana. Esto es injusto, burlan nuestro territorio, nuestras costumbres, nuestros valores! ¡Qué cabezota de nuestro Presidente (Calderón), nos salió mentecato!'', exclama Patricia, dueña de una papelería cercana al Paseo Montejo, a una cuadra de donde arrancó una marcha en la que retumbó una y otra vez la consigna: ''¡Bush, asesino!''
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