Fuera Bush, Presidente de la guerra y el saqueo, de América Latina; La militarización y el “Libre Comercio” no son bienvenidos
Campaña Continental contra el ALCA
La visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala y México representa una ofensa y una amenaza para todos los pueblos de América Latina; significa que el imperio del Norte coloca de nuevo toda su atención en nuestro continente para impulsar sus planes militares y de saqueo de nuestras naciones.
Durante su administración, Bush ha vuelto a colocar al mundo bajo el terror de la guerra, con el pretexto de combatir al “terrorismo”; no conforme con provocar decenas de miles de muertes, incluyendo a miles de estadounidenses, al ocupar y destruir Afganistán e Irak, ahora amenaza
con atacar a Irán o Corea nuevamente con el pretexto de la existencia de supuestas armas de destrucción masiva, como si no hubiese sido evidenciada esa mentira en la invasión a Irak y como si el mundo aceptara que Estados Unidos debe poseer un monopolio del terror nuclear.
Junto a su guerrerismo el gobierno de Estados Unidos es además, no el “paladín” de los derechos humanos, sino su principal violador, incluso en su propio país.
En nuestro continente, la estrategia de militarización también intenta avanzar con el pretexto de la colaboración en el combate al narcotráfico y de la “seguridad nacional” compartida (la de Estados Unidos). Con el entrenamiento y asesoría a ejércitos latinoamericanos, con la participación directa de efectivos norteamericanos en países como Colombia, con el mantenimiento e intento de expansión de bases militares en distintos países, con acuerdos de “seguridad” compartida como la que se avanza en el Área para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), los “halcones” de Washington buscan subordinar a su doctrina de “seguridad nacional” a las fuerzas armadas del continente, con la colaboración de algunos gobiernos sumisos. Y la amenaza de la intervención militar de Estados Unidos está siempre presente para ser esgrimida contra los países que se atreven a defender su autodeterminación, como Cuba, Venezuela y Bolivia.
Pero el objetivo de la guerra, además de los jugosos negocios que representa para la industria militar, también es el de intimidar a los países que cada vez mas deciden por su soberanía y autodeterminación como es el caso de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Es el de adueñarse de territorios, de recursos naturales, de recursos estratégicos como el petróleo, el gas y el agua, de garantizar la hegemonía de las grandes corporaciones norteamericanas en el mercado mundial.
En nuestro continente, los instrumentos preferidos de penetración y de afirmación de su hegemonía han sido los procesos de endeudamiento provocados, los ajustes estructurales y las privatizaciones impuestas desde las Instituciones Financieras Internacionales que ellos dominan y el mal llamado “libre comercio”. El “libre comercio” en realidad es el nombre que las grandes corporaciones han puesto a su libertad para saquear y dominar nuestros países; sólo ha significado la profundización
de las desigualdades, la pérdida de soberanía, el empobrecimiento extremo de la población y el crecimiento de la migración.
Después de fracasar en su intento por imponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el gobierno de Bush ha buscado la proliferación de tratados de libre comercio bilaterales o subregionales junto con acuerdos de protección a las inversiones extranjeras para avanzar en la práctica en su proyecto de integración subordinada y ahora insiste en ellos también para intentar aislar a los países sudamericanos que se han atrevido a marcar un camino distinto.
Empantanado en el medio oriente con su fracaso en Irak, la gira de Bush por América Latina busca abrirle al imperio nuevos escenarios y relanzar - en lo que sigue considerando su patio trasero-, su estrategia regional de militarización subordinada de América Latina a la política de seguridad de Estados Unidos, de control de recursos naturales estratégicos y de hegemonía económica y comercial. En Uruguay y Brasil, Bush busca además meter la cuña en el MERCOSUR, presionar y chantajear a los gobiernos de esos países para socavar las posibilidades de un bloque de integración del Sur alternativo y alejado de la hegemonía norteamericana, además de intentar distanciarlos de los países más avanzados en ese proceso: Venezuela y Bolivia. En Colombia, Guatemala y México, Bush persigue abrir aún más a los gobiernos “aliados” de esos países a la penetración de las corporaciones y mercancías de Estados Unidos, y alinearlos al papel de puntas de lanza contra el proceso de liberación que se viene desarrollando en América del Sur.
Los pueblos de América Latina debemos rechazar la visita de Bush, de este personaje siniestro, señor de la guerra y el saqueo; lo declaramos persona no grata en nuestras tierras. Así como Bush debió salir con la cola entre las patas en la Cumbre de Mar del Plata, en la que naufragó su proyecto del ALCA por la resistencia digna de los pueblos, así hoy nos movilizamos en Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala, México y toda América Latina para rechazar la presencia amenazadora y ofensiva del
representante del imperio del terror, para decir no más militarización y “libre comercio”, para exigir respeto a la autodeterminación de los pueblos, para defender una integración independiente y anti-neoliberal de las naciones del sur, para gritar ¡fuera Bush!
¡NI GUERRA NI LIBRE COMERCIO!
¡POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE, JUSTA Y SOLIDARIA!
Alianza Social Continental
7 de marzo de 2007
www.asc-hsa.org
La visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala y México representa una ofensa y una amenaza para todos los pueblos de América Latina; significa que el imperio del Norte coloca de nuevo toda su atención en nuestro continente para impulsar sus planes militares y de saqueo de nuestras naciones.
Durante su administración, Bush ha vuelto a colocar al mundo bajo el terror de la guerra, con el pretexto de combatir al “terrorismo”; no conforme con provocar decenas de miles de muertes, incluyendo a miles de estadounidenses, al ocupar y destruir Afganistán e Irak, ahora amenaza
con atacar a Irán o Corea nuevamente con el pretexto de la existencia de supuestas armas de destrucción masiva, como si no hubiese sido evidenciada esa mentira en la invasión a Irak y como si el mundo aceptara que Estados Unidos debe poseer un monopolio del terror nuclear.
Junto a su guerrerismo el gobierno de Estados Unidos es además, no el “paladín” de los derechos humanos, sino su principal violador, incluso en su propio país.
En nuestro continente, la estrategia de militarización también intenta avanzar con el pretexto de la colaboración en el combate al narcotráfico y de la “seguridad nacional” compartida (la de Estados Unidos). Con el entrenamiento y asesoría a ejércitos latinoamericanos, con la participación directa de efectivos norteamericanos en países como Colombia, con el mantenimiento e intento de expansión de bases militares en distintos países, con acuerdos de “seguridad” compartida como la que se avanza en el Área para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), los “halcones” de Washington buscan subordinar a su doctrina de “seguridad nacional” a las fuerzas armadas del continente, con la colaboración de algunos gobiernos sumisos. Y la amenaza de la intervención militar de Estados Unidos está siempre presente para ser esgrimida contra los países que se atreven a defender su autodeterminación, como Cuba, Venezuela y Bolivia.
Pero el objetivo de la guerra, además de los jugosos negocios que representa para la industria militar, también es el de intimidar a los países que cada vez mas deciden por su soberanía y autodeterminación como es el caso de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Es el de adueñarse de territorios, de recursos naturales, de recursos estratégicos como el petróleo, el gas y el agua, de garantizar la hegemonía de las grandes corporaciones norteamericanas en el mercado mundial.
En nuestro continente, los instrumentos preferidos de penetración y de afirmación de su hegemonía han sido los procesos de endeudamiento provocados, los ajustes estructurales y las privatizaciones impuestas desde las Instituciones Financieras Internacionales que ellos dominan y el mal llamado “libre comercio”. El “libre comercio” en realidad es el nombre que las grandes corporaciones han puesto a su libertad para saquear y dominar nuestros países; sólo ha significado la profundización
de las desigualdades, la pérdida de soberanía, el empobrecimiento extremo de la población y el crecimiento de la migración.
Después de fracasar en su intento por imponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el gobierno de Bush ha buscado la proliferación de tratados de libre comercio bilaterales o subregionales junto con acuerdos de protección a las inversiones extranjeras para avanzar en la práctica en su proyecto de integración subordinada y ahora insiste en ellos también para intentar aislar a los países sudamericanos que se han atrevido a marcar un camino distinto.
Empantanado en el medio oriente con su fracaso en Irak, la gira de Bush por América Latina busca abrirle al imperio nuevos escenarios y relanzar - en lo que sigue considerando su patio trasero-, su estrategia regional de militarización subordinada de América Latina a la política de seguridad de Estados Unidos, de control de recursos naturales estratégicos y de hegemonía económica y comercial. En Uruguay y Brasil, Bush busca además meter la cuña en el MERCOSUR, presionar y chantajear a los gobiernos de esos países para socavar las posibilidades de un bloque de integración del Sur alternativo y alejado de la hegemonía norteamericana, además de intentar distanciarlos de los países más avanzados en ese proceso: Venezuela y Bolivia. En Colombia, Guatemala y México, Bush persigue abrir aún más a los gobiernos “aliados” de esos países a la penetración de las corporaciones y mercancías de Estados Unidos, y alinearlos al papel de puntas de lanza contra el proceso de liberación que se viene desarrollando en América del Sur.
Los pueblos de América Latina debemos rechazar la visita de Bush, de este personaje siniestro, señor de la guerra y el saqueo; lo declaramos persona no grata en nuestras tierras. Así como Bush debió salir con la cola entre las patas en la Cumbre de Mar del Plata, en la que naufragó su proyecto del ALCA por la resistencia digna de los pueblos, así hoy nos movilizamos en Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala, México y toda América Latina para rechazar la presencia amenazadora y ofensiva del
representante del imperio del terror, para decir no más militarización y “libre comercio”, para exigir respeto a la autodeterminación de los pueblos, para defender una integración independiente y anti-neoliberal de las naciones del sur, para gritar ¡fuera Bush!
¡NI GUERRA NI LIBRE COMERCIO!
¡POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE, JUSTA Y SOLIDARIA!
Alianza Social Continental
7 de marzo de 2007
www.asc-hsa.org
Con información de Radio Mundo Real
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